MANUEL MATUS MANZO: SIGUIENDO SU MAR
La ciudad de Arcata en el Norte de California es fría en estos días de septiembre. La niebla del Pacífi- co la cobija cada mañana y cada tarde. Otoño. Hasta aquí llegó un grupo de escritores oaxaqueños. Trajeron sus palabras con las que hacen que la vida se sienta frágil. Llena de esperanza. Sea poesía. Frases que traspasan las líneas impuestas por los humanos. También la lengua zapoteca milenaria anduvo hasta aquí y dijo presente, mostrando que aún vive, llora, canta y dice que, por una semana, qué lejos estaba del suelo donde ha nacido.
En complicidad con la Universidad Politécnica de Humboldt, un grupo de escritores oaxaqueños escribieron una antología en español, y aquí, ya traducida a un inglés que respetó el sentimiento en su traducción se traspasó la barrera del mal entendimiento. La antología incluye escritos del legendario Manuel Matus Manzo.
Trajo la magia del Istmo. La delicia de sus cuentos. Un gato es el personaje central de una de sus historias. Mientras el maestro leía, el felino transportó a las audiencias a los rincones de un surrealismo mágico. El animal acude por
las noches a hacerle compañía a un hombre que acaba de enviudar. Lo reconforta. Lo apapacha con su calor para así ayudarlo a sanar. Nos duerme. Le va curando poco a poco el duelo hasta que una noche ya no se aparece más. ¿Será porque el espíritu de la amada ya encontró reposo en un ár- bol. ¿O porque ya se convirtió en luz en el infinito? Tal vez el viudo fallece. Esa exquisitez llegó desde el Istmo oaxaqueño a estas tierras aún indígenas del norte de California.
En la recopilación de micro relatos bilingües Oaxaca y más allá (https://a.co/d/iTiM8lp) están las voces de otros autores oaxaqueños, pero aquí toca la mención del maestro Manuel Matus Manzo. Porque hay que recordarlo antes de que nos olvide. Ya repuesto de un día largo de lecturas en la Universidad Politécnica de Humboldt, y en el cuarto doscientos diez y seis del histórico Arcata Hotel donde un día ya lejano se hospedaron B.B. King y Joan Baez, entre otros rebeldes, Matus contó cómo cuando era niño y mientras aprendía a arar con la yunta de su tío letrado, emocionado le escuchaba las historias de Don Quijote. Pura tradición oral. Imaginaba el mundo a través de los cuentos escucha- dos. Imaginaba también los surcos como líneas, listas para plantar en ellas versos. Notas musicales. Poesía.
Con su literatura el maestro Matus invita a los demás a seguir los interminables surcos de la vida para plantar semi- llas. De todo tipo. Palabras que también busquen algún día; irse en busca de su mar.