CICLOS Y FUEGOS / 332
Pasado y porvenir se van mordiendo la cola y la única evidencia empírica que tenemos es el presente, que no deja de cambiar, caducar o esfumarse. El Fuego Nuevo de los antiguos mexicanos, en sus diversos términos temporales, marcaba un ciclo que termina y otro que comienza. La jerga actual lo describiría como un reseteo del Universo. Entre la predicción astronómica y la iluminación sagrada, las ilusiones del futuro convivían con la memoria.
Bajo otros términos temporales y mentales, resurrecciones, eternos retornos, salvaciones y catástrofes han puntuado para la humanidad el devenir de los tiempos. Hoy trabajamos tales ciclos con la arcilla de los años, sus cuatro estaciones tan alteradas que ya no se distinguen y traen la mano pesada por agua o sequía, vientos y grandes incendios, las pandemias, la extinción de especies. Está en las noticias. En las calles, en las riberas, en las laderas. El fenómeno meteorológico
La Niña nos adelanta una probada del futuro que la crisis climática nos tiene anunciado. No es un asunto de fe, aunque la negación sea el sello de la nueva hegemonía capitalista y blanca, la cancelación de la memoria bajo el señuelo de un presente continuamente desechable.
Ante el curso de las guerras, expandidas al paso de los días hasta durar años, los pronósticos sólo pueden ser reservados. El colapso humano al que conduce el genocidio en Medio Oriente, Estados y gobiernos que en uno u otro rincón del planeta se desmoronan como castillos de azúcar, el predominio exacerbado de las armas legales e ilegales. Militares, paramilitares, milicias o criminales rigen la vida productiva, comunitaria, cívica, controlan los caminos.
El colonialismo rapaz en sus nuevas formas sigue siendo la vocación histórica de los poderes de Occidente. El imperio en decadencia enseña los colmillos con apetito recargado.
Pero contra las destrucciones y los presagios también se vive. Celebremos que haya pueblos, colectividades y mentes libres que con su solo existir resisten, que personas de todas las edades en todas las latitudes hagan del No consciente una afirmación para la vida y salgan a decir ¡basta! Como siempre lo han hecho, así pasen los años y los ciclos.