EL SUEÑO DE OTHÓN SALAZAR — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Reportaje / EL SUEÑO DE OTHÓN SALAZAR

EL SUEÑO DE OTHÓN SALAZAR

JAIME GARCÍA LEYVA

I

Conocí a Othón Salazar Ramírez en 1992, en la Escuela Preparatoria N° 11 de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Tlapa. En ese entonces un grupo de estudiantes conformamos el Movimiento Juvenil de la Montaña (MJM) con el objetivo de impulsar un frente estudiantil en la región y realizar trabajo comunitario. Nuestras visiones eran plurales. Algunas de las acciones que logramos realizar fueron volantes informativos, reuniones y círculos de estudios donde analizábamos la situación estudiantil en la preparatoria y los problemas sociales de la región. También brindamos apoyo a organizaciones de la región y los acompañábamos en sus marchas. El logro más importante que tuvimos como grupo estudiantil fue organizar el 2 de octubre de 1992, por primera vez, una marcha estudiantil en memoria de los estudiantes caídos el 2 de octubre de 1968. En dicha ocasión me tocó ser el orador principal. A partir de entonces se ha vuelto una parte memorable de las acciones de la escuela Preparatoria de Tlapa y actualmente los alumnos todavía siguen marchando, rindiendo homenaje a los estudiantes caídos en Tlatelolco, en 1968.

En ese contexto conocí al maestro Othón Salazar, quien gentilmente acudió en una ocasión a impartirnos una charla sobre su experiencia en las luchas magisteriales de 1956 a 1959. El profesor Othón respaldó con opiniones y pláticas nuestro proyecto estudiantil. Nos narró una serie de anécdotas en la lucha social y su experiencia magisterial, entre otras cosas. En ese entonces nos dijo una frase muy intensa y se refería a “la necesidad de estudiar intensamente y prepararse”. El grupo de estudiantes se desintegró. Algunos eran afines al Partido de la Revolución Democrática y otros creíamos —y seguimos creyendo— que los partidos políticos sólo son banderas. Algunos se insertaron en el magisterio indígena y son profesores. Otros optamos por propuestas ciudadanas y vinculados al trabajo comunitario y académico. Los caminos que hemos tomado son distintos y cada uno sigue su camino.

 

II

Volví a ver a Othón Salazar en 1998, cuando estaba realizando la tesis de licenciatura sobre la lucha social en La Montaña de Guerrero. Mi asesor era el doctor Tomás Bustamante Álvarez, quien con una perspectiva crítica me sugirió que era necesario hacer un recuento de los procesos de la lucha indígena en La Montaña. Me conminó a recuperar los testimonios y la voz de los actores. En la casa de Bustamante el profesor Othón tenía un lugar donde llegar. Era muy apreciado por la familia Bustamante Piedragil. No sólo lo respaldaban en sus actividades, sino que le brindaban toda la confianza y apoyo en sus iniciativas políticas y de trabajo. Los unía una gran y profunda amistad.

Decidí realizar un trabajo sobre la lucha social en La Montaña. Localicé al maestro Othón en su casa, en la colonia Jardín de Niños, en Tlapa. La humildad en que vivía era admirable y respetable. Por ese entonces el Partido de la Revolución Democrática (PRD) crecía con fortaleza en el país y en muchos lugares. A diferencia de otros miembros del Partido, dirigentes, expresidentes municipales y líderes que vivían en situaciones de mayor comodidad económica, el maestro Othón seguía en su humilde casa de adobe y teja. Ahí, en los patios de su casa, realice varias entrevistas en torno a su participación en diversos momentos de la lucha social. Culminé el trabajo de investigación y devolví un ejemplar al maestro, así como fotos, documentos y otros materiales que he devuelto a su familia en diversos momentos.

 

III

El 17 de mayo de 2005 me encontré a Othón Salazar en los pasillos del pomposo Nuevo Palacio de Gobierno. Acababa de asumir Zeferino Torreblanca como gobernador de la entidad por el PRD. Ambos fuimos a realizar trámites. Él en particular acudió a saludar a las autoridades. Pero nadie lo recibió. Lo saludé y en los pasillos de la Secretaria de Desarrollo Social platicamos. Othón Salazar vestía una camisa azul ya desgastada; un pantalón verde olivo. El bigote pequeño, recortado, a la Charles Chaplin. De cejas amplias y con gestos muy emotivos empezó a hablar pausado. En sus manos portaba un anillo grabado con una greca mexica. También portaba sus infaltables lentes para leer, un par de lapiceros y una libreta de apuntes pequeña donde anotaba sus ideas. En ese entonces dijo escéptico:

“La política es un asunto de intereses, hoy son empresariales. ¿No sé? La prensa hoy aplaude a los empresarios. ¡Fíjate, presidente empresario, gobernador empresario!, ¿puede ser?, hay casos excepcionales. Madero era terrateniente [y] dio la vida por la patria… Engels y Marx… sin la ayuda económica de Engels no se hubiera escrito El Capital. No, vamos a ver realidades primero que todo, pero por ahora no veo claro. Si hay una señal de cambio desde la sombra yo coopero”.

 

IV

El 11 de noviembre de 2005 vino a tocar a Tlapa el grupo de reggae Los Rastrillos. Gerardo Pimentel (El Zopi), líder y vocalista de la banda, era la primera vez que venía a La Montaña y mostró un gran interés por conocer a Othón Salazar. Localicé al maestro y lo invitamos a comer en el restaurant Tu Casa. Los presenté y Gerardo Pimentel platicó ampliamente con Othón Salazar sobre las luchas de la izquierda mexicana. Todavía conservo una fotografía de ese encuentro entre un personaje histórico, un músico de reggae y su servidor. Después de comer caminamos por la calle Hidalgo y Morelos hasta llegar a la plaza central. En esa ocasión Othón Salazar comentó:

“El comunismo aún no muere. Hoy más que nunca la lucha contra el gobierno debe darse más organizada. Yo lo he estado haciendo por más de cincuenta años. La izquierda actual u oposición ha desvirtuado sus objetivos y se encuentra en luchas mezquinas por intereses económicos”. El comentario lo hizo con un sesgo de nostalgia y resignación. Ya veía cómo la lucha de la oposición se desvirtuaba de sus objetivos sociales.

 

V

Othón Salazar Ramírez, desde su niñez hasta su etapa final, llevó una vida de lucha. Fue un hombre que destinó sus esfuerzos por ver un amanecer de justicia en México y particularmente en la región de La Montaña. Diversos autores, escritores, periodistas, investigadores y pueblo en general lo recuerdan. Hay fuentes documentales, hemerográficas, tesis, la historia oral y acervos fotográficos que nos permiten conocer a Othón Salazar Ramírez desde su infancia hasta su etapa final en la que, tristemente, sólo su familia y algunas personas cercanas estuvieron a su lado.

Su vida se encuentra entrelazada a los sucesos regionales y del país. Un personaje de su tiempo que contribuyó, con sus esfuerzos y decisión a democratizar distintas esferas de la sociedad. En las distintas etapas de su lucha Othón manejó su capacidad oratoria y su palabra como el arma más eficaz para incendiar y agitar los ánimos de sus compañeros. Fue un hombre que pasó de las ideas a la acción.

“Othón iba descalzo a la Escuela Normal”. Sin duda los hechos de su vida personal le forjaron una actitud de tenacidad, disciplina y coraje. De 1956 a 1959 estuvo al frente de la lucha magisterial emprendida por los maestros. Etapa en la cual hay un ascenso de la lucha a partir de las injusticias sindicales, laborales y económicas. Es el momento que Othón Salazar surge, el orador de un mitin y que debido a su fortaleza académica y capacidad de oratoria lo convierte en el líder natural del movimiento. En esta etapa no escapan las historias de represión y charrismo sindical a que se enfrentan con los miembros del sindicalismo oficial. Desde esas luchas aprendió y reafirma su sentido social y de tareas que marcaron su andar dentro del magisterio y su alianza con la gente, con el pueblo, con los pobres.

Su quehacer político se vinculó con la creación del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), su incorporación al Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Frente Electoral del Pueblo (FEP). Su arribo a la disidencia electoral es posterior a su experiencia como preso político en la cárcel de Lecumberri. Othón prosiguió la lucha desde la oposición electoral con los espacios generados por la movilización social después de la apertura política en la época de Luis Echeverría Álvarez. A Othón Salazar le correspondió ganar espacios políticos para un amplio sector de la oposición en México y obtener logros y conquistas electorales de la izquierda mexicana como el primer triunfo del Partido Comunista Mexicano en un municipio indígena Na Savi del país como Alcozauca. Su camino fue desde la disidencia, sus desavenencias, críticas y el proceso de construcción de un partido político y las fuerzas sociales que derivan del PCM al Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y al PRD. Othón Salazar se deslindó del PRD porque derivó en un partido de intereses políticos, cupular y alejado del pueblo. Finalmente, Othón se atrinchera en La Montaña desde donde impulsó el Movimiento Socialista de La Montaña. Esta fue la etapa final en la cual sólo él y un grupo de allegados impulsó decididamente la creación de esta corriente con mucha voluntad y muy escasos recursos.

 

VI

Los hombres son hombres de su tiempo. Así lo fue Othón Salazar Ramírez, quien fue formado en el escenario político de la escuela rural mexicana, con el modelo de la educación socialista instaurado durante el periodo de Lázaro Cárdenas. Su crecimiento intelectual fue con base a una disciplina de trabajo y tenacidad en las filas del magisterio normalista desde Oaxtepec, Ayotzinapa y las células de estudio del Partido Comunista de México. Un elemento extra en su formación fue su amplia cultura como lector y el aprendizaje adquirido en la Unión Soviética y conocer la realidad de un modelo socialista que le permitió establecer comparaciones con la realidad nacional.

Existió en Othón un rasgo que siempre lo identificó con la gente, su cercanía con la población y el espíritu colectivo. Formado en una etapa en que los maestros tenían la mística y la misión de educar y estar al lado del pueblo; esa mística, así como el provenir de un medio indígena, fueron los que le brindaron su fortaleza y lo hicieron ser parte de la comunidad, así como estar al lado de los pobres y la gente que sufría. Sufrimientos que él mismo padeció y que limitaron mucho su crecimiento. Por ello, con una postura política y firme en sus convicciones, asumió ponerse del lado de los pobres.

 

VII

En los últimos días Othón fue olvidado por muchos de sus compañeros de lucha. Sólo un pequeño círculo de familiares y amigos estuvo a su lado. Muchos nunca le perdonaron su sentido crítico. Él observó con nostalgia la descomposición cupular, el arribismo y oportunismo en los grupos políticos de oposición que iban creciendo. Sus predicciones se han hecho evidentes. Así como sus compañeros de andanzas lo olvidaron, también el Estado mexicano lo relegó al olvido. Las autoridades de la Secretaría de Educación Pública nunca le restituyeron el cargo de profesor. Murió siendo desconocido y no le volvieron a dar nunca más el permiso para seguir ejerciendo su noble oficio de brindar sus conocimientos y enseñar a la niñez. Esos fueron quizás los más grandes dolores y el sentimiento que guardó siempre.

La historia regional tiene en Othón a un personaje que impulsó la creación de la Escuelas de Artes y Oficios, del Consejo Regional de La Montaña; contribuyó a democratizar la sociedad regional arrebatándole al PRI y los caciques el coto de poder; al conformar un grupo de estudios y vincularse con el Programa de Aprovechamiento Integral de Recursos (PAIRUNAM); así como a impulsar la organización de los pueblos indígenas y sus derechos como la conformación en 1979 del Consejo de Pueblos de La Montaña. Muchas son las historias que hay que escribir todavía. Mucho por hacer. Hay todavía una historia reflexiva por escribir.

 

VIII

El sueño de Othón era el sueño de una Montaña con justicia, educación y mejores condiciones para los pueblos indígenas y la sociedad en general. El sueño de Othón es igual que el sueño de muchos hombres y mujeres humildes y sencillos que caminan, que desde sus esperanzas y sus modestas acciones actúan y luchan por impulsar trabajos comunitarios, obras sociales y por ver un amanecer de justicia y porque es posible tener otra Montaña. Profesor Othón, el soldado del pueblo, el personaje de la izquierda, pero sobre todo el hombre y amigo que fue para muchos. Murió el 4 de diciembre de 2008, en Tlapa.

__________

La Victoria, Montaña de Guerrero, México, diciembre de 2024. Notas, apuntes y anécdotas de un libro en proceso.

comentarios de blog provistos por Disqus