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LEONARD PELTIER DEJA LA CÁRCEL

DELIA PERALTA MUÑOZ

TRAS CASI MEDIO SIGLO, EL EMBLEMÁTICO PRESO POLÍTICO LAKOTA VUELVE A CASA, PERO NO EN LIBERTAD

Volverá a casa. Después de casi medio siglo tras las rejas, a sus ochenta años, el activista lakota del Movimiento Indígena Estadunidense (AIM) Leonard Peltier saldrá de la cárcel de alta seguridad de Coleman, Florida, para terminar su condena en arresto domiciliario. “Por fin se acabó, me voy a casa”, dijo el preso político más antiguo de Estados Unidos, tras conocer la clemencia ejecutiva que de último momento le concedió Joe Biden, un día antes de dejar la presidencia, el pasado 19 de enero. “Pero no le perdonará por sus crímenes subyacentes”, aclaró la Casa Blanca. A pesar de su inocencia, de las irregularidades en su proceso y de la violencia documentada de la justicia estadunidense en su contra, Peltier aún es considerado culpable de los asesinatos de dos agentes del FBI durante un enfrentamiento en la reserva de Pine Ridge, el 26 de junio de 1975.

La decisión de Biden fue conmutar la sentencia que condenó a Peltier a dos cadenas perpetuas en 1977, cuando en un juicio plagado de faltas y falsos testimonios fue acusado de disparar a muerte a Jack Coler y Ronald Williams. En medio de un clima de reclamos territoriales y de exigencias del cumplimiento de tratados a favor de los indígenas, los dos agentes habían entrado, vestidos de civil, en el rancho Jumping Bull, en Pine Ridge. Allí se encontraba Peltier junto con otros integrantes del AIM para proteger a los oglala de los GOONS (una guardia privada dedicada a perseguir e intimidar a la tribu y a los miembros del Movimiento) y de la violencia impulsada desde el Programa de Contrainteligencia del FBI. La irrupción de Coler y Williams en la reserva derivó en un tiroteo. Los agentes pidieron refuerzos y al lugar llegaron más de 150 elementos del FBI, policías y GOONS para rodear el rancho. Al final, Coler y Williams, junto con el joven indígena Joseph Stuntz, resultaron muertos. El asesinato de Stuntz no le preocupó a ningún oficial, pero las muertes de los agentes tenían que pagarse. Entonces fueron detenidos tres integrantes del AIM, dos de los cuales fueron absueltos en 1976. Pero el tercero, Peltier, fue detenido el 6 de febrero de ese año en Canadá y extraditado a Estados Unidos, donde en 1977 recibió su condena tras un juicio en el que participaron testigos amenazados y coaccionados por el FBI para declarar en su contra, como ellos mismos confesarían después.

Desde su detención y sentencia, organizaciones de derechos humanos y personalidades de todo el mundo se pronunciaron por la libertad del activista y denunciaron los abusos del sistema de justicia estadunidense. En palabras de la organización indígena The Red Nation, Peltier “pagó el precio de las fechorías del FBI”, pues “su único delito fue defender a su pueblo. Por ello, le robaron su libertad y su dignidad. Lo separaron de nuevo de su familia. Las condiciones tortuosas del sistema penitenciario estadunidense le quitaron la salud y le privaron del derecho a acceder a sus ceremonias espirituales”. Con todo, Peltier se mantuvo firme y sostuvo su inocencia. Desde 1985, en la reclusión de su celda, se dedicó a crear obras de arte que donó para recaudar fondos para su defensa. Los últimos años, sin embargo, la cárcel de máxima seguridad en Florida le impidió acceder a sus materiales de pintura, lo que, sumado a los abusos cometidos en su contra durante el encierro, contribuyó al empeoramiento de su salud.

Conforme avanzó el tiempo, las exigencias de libertad e indignación por su encarcelamiento crecieron, al tiempo que Peltier se convertía en el activista con más años preso en Estados Unidos, donde, insiste The Red Nation, “los pueblos indígenas han pagado con sangre para proteger sus tierras, aguas y medios de vida contra el embate del colonialismo genocida”. Es ahí también donde, añade la organización, “los indígenas americanos enfrentan hoy algunas de las tasas más altas de encarcelamiento y violencia policial de cualquier grupo”, por lo que “las cinco décadas de encarcelamiento injusto de Leonard Peltier son una acusación y una mancha en el llamado ‘sistema de justicia penal estadunidense’”. Incluso el fiscal James H. Reynolds, quien participó en el procesamiento y la apelación del caso de Peltier, en 2017 reconoció las injusticias en su aprisionamiento y pidió a Barack Obama clemencia para su liberación. Pero la petición no prosperó y el activista continuó tras las rejas, donde su salud se deterioró a tal grado que se pensaba que moriría en el encierro. La defensa de Peltier, desde la década de los 90, pidió su libertad por motivos humanitarios, pero en numerosas ocasiones le fue denegada. La última vez que la Comisión de Libertad Condicional de Estados Unidos le negó la clemencia fue el 2 de julio de 2024, lo que organizaciones como Amnistía Internacional calificaron de “una sentencia de muerte de facto”, pues el activista, en su estado crítico, debía esperar hasta 2026 para solicitar de nuevo una audiencia.

Hoy, a pesar de que no recibió el indulto incondicional, su salida de la cárcel es celebrada como auténtica liberación y una victoria para los pueblos que durante 50 años denunciaron las violaciones a sus derechos y las irregularidades alrededor de su condena. “Es nuestra liberación”, aseguró Nick Tilsen, fundador y director ejecutivo del NDN Collective, organización indígena con sede en Dakota del Sur. “Lo honraremos trayéndolo de regreso a su tierra natal para que viva el resto de sus días rodeado de sus seres queridos, sanando y reconectándose con su tierra y su cultura”, añadió el activista y defensor, quien remarcó que la libertad del líder histórico debe ser un recordatorio “de que todo el llamado Estados Unidos está construido sobre las tierras robadas a los pueblos indígenas, y que los pueblos indígenas han resistido con éxito todos los intentos de oprimirnos, silenciarnos y colonizarnos”.

La liberación de Peltier es una esperanza que trasciende y cimbra en todas las luchas y movimientos de Estados Unidos y el mundo. Voces como la de Mumia Abu-Jamal, preso político afroamericano condenado a pena de muerte en 1982, celebraron la conmutación de la sentencia. “Es algo maravilloso y gozoso escuchar que Leonard Peltier pasará sus últimos días fuera de la jaula de hierro, esa jaula que lo retuvo durante casi cinco décadas”, señaló el exmiembro de los Panteras Negras desde la cárcel de SCI Mahanoy en Pensilvania, donde reconoció que “las buenas noticias a veces llegan cuando menos las esperamos”.

El regreso de Peltier con su familia está prevista para el 18 de febrero, día en que tendrá efecto la conmutación. Vuelve a casa, pero no en libertad. Declarar su inocencia es aún un pendiente de la justicia estadunidense.

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