MAS SI OSARE UN EXTRAÑO ENEMIGO. EL JALE DE LOS PAISANOS EN CANADÁ
Vancouver, Canadá
Del cielo llueven pétalos y su blancura llena las calles canadienses. Las ramas de los árboles en lugar de pájaros tienen nieve. Se cierran escuelas, se obstruye el tráfico, y mientras muchos sufren, algunos juegan. El invierno comienza en diciembre pero para los migrantes en los meses siguientes arrecia el frío. Los Héroes Por todos lados llegan ráfagas que enferman, duelen, hieren y lastiman. Mil 300 millones de dólares para reforzar la frontera con Estados Unidos con drones, policía montada y agentes fronterizos. Órdenes para deportar a todo aquel que no pagó un boleto del transporte público, hasta quien está indocumentado. Entre 50 y 70% de recorte financiero a organizaciones que ayudan a migrantes y prohibición de apoyar indocumentados. De ganar las elecciones el conservador Pierre Poilievre, iniciarán deportaciones masivas, rechazará solicitudes de visa presentadas y castigará a los países que rehúsan recibir deportados.
Las heridas escurren por todos lados. Por ejemplo, cuando se habla exclusivamente de quienes están en Estados Unidos, olvidando que también contribuimos a México desde Canadá, España, Alemania, etcétera. Muchos llegan a Canadá engañados de que serán tratados con dignidad y respeto, pero la realidad es otra para los indocumentados y el millón y medio de migrantes que trabajan y pagan impuestos, y para quienes en 2024 obtuvieron uno de los 500 mil permisos de trabajo (sin contar estudiantes), como lo describe la carta que trabajadoras migrantes enviaron a la presidenta de México.
De los números anteriores, al menos 50 mil son mexicanos con permiso de trabajo, principalmente en el campo, construcción, limpieza, restaurantes, hoteles y toda ocupación que por dura, sucia, peligrosa y mal pagada los canadienses no hacen. En algunos sectores como el agrícola y el cuidado de personas, somos la columna vertebral. Por la brega de mexicanos, guatemaltecos y filipinos los canadienses tienen frutas, verduras, carne, leche y huevos baratos. Pueden pagar guarderías de 50 dólares al día. A cambio nos llaman héroes, pero sin derechos ni garantías de nada.
LOS RADICALES
En Canadá, el tiempo preelectoral hace a los conservadores radicales defensores de la soberanía nacional, críticos de la gran distancia entre pobres y ricos. Su líder y candidato a primer ministro señala: “Hoy, Estadísticas Canadá informó que la brecha entre ricos y pobres está en su nivel más alto registrado en la historia”. Y David McDonald afirma que “los 100 directores ejecutivos más ricos de Canadá ganan 210 veces más que el trabajador promedio… El primer día laborable… estos 100 ejecutivos ganaban, en promedio, 62 mil 661 dólares. El trabajador canadiense promedio necesita todo un año para ganar esa cantidad”.
Para contrarrestar la tendencia favorable al candidato conservador y de paso alinearse con los caprichos del actual gobernante estadunidense, el 11 de febrero el primer ministro Justin Trudeau tomó, entre otras medidas, incluir a los cárteles del crimen organizado como terroristas, y nombró a Kevin Brosseau como zar anti fentanilo. Pretendía con ello disminuir los efectos de las drogas en su población, que según cifras oficiales causaron 38 mil muertes de 2016 a marzo de 2023, y 270 mil hospitalizaciones por año. Y quién diría: las acciones de Estados Unidos han fortalecido a los liberales y acortan la distancia con los conservadores quienes ya se sentían gobernando.
Pese a ello, hay pocos decomisos de drogas, o captura de altos dirigentes del crimen organizado. Priorizan el financiamiento de programas para adictos para controlar el crimen y la delincuencia; incluso en provincias como Columbia Británica pilotean el uso de la cocaína con fines recreativos. En los recientes cinco años han comenzado a prestar atención a fenómenos criminales nuevos como ejecuciones a plena luz del día a manos de sicarios en motocicletas, particularmente porque en lugares como Vancouver han comenzado a culpar a los migrantes de estar ligados a cárteles como el Jalisco Nueva Generación y al de Sinaloa.
Previamente, Trudeau hizo cambios en el sistema de immigración, que dañaron a los foráneos, al culparlos del desempleo canadiense. Para resolverlo estableció que el incremento a los salarios sería para los nacionales, y los foráneos tendríamos trabajos de salario mínimo. Aunque el aumento del 20% a trabajadores migrantes con salarios altos es algo positivo, esto palidece ante la negativa a tramitar solicitudes de Evaluación del Impacto al Mercado Laboral (LMIA), los bajos salarios, el abuso de los empleadores y falta de leyes laborales justas para la mayoría de los migrantes.
LOS INEXISTENTES
El 29 de febrero de 2024 fue suprimida la autorización electrónica de viaje (ETA) mediante la cual miles de mexicanos entraban como turistas y trabajaban sin permiso de trabajo. Esta cancelación incrementó la cantidad de indocumentados en Canadá, que según datos anecdóticos la cifran en dos millones. Entre ellos, de 150 a 200 mil son mexicanos. Durante el Covid-19 les llamaron héroes porque tomaron el riesgo de trabajar. Pero ahora en tiempos pre electorales están convertidos en villanos responsables de la crisis de vivienda y 6.8% del desempleo que incluso llega hasta 11% en algunas provincias.
Según Dignidad Migrante, aproximadamente el 70% de esta población “inexistente” son jóvenes entre 25 y 35 años, con licenciatura, maestría, y algunos doctorado, mayoritariamente de Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México, trabajando en construcción, restaurantes, limpieza y agricultura. Quizás su ausencia en la realidad canadiense se debe a su poca disposición a participar para ganar derechos.
Sin embargo, junto con los trabajadores del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), son de los más vulnerables. Por no tener papeles les pagan menos, o no les pagan y les exigen mucho. Los asesores migratorios les cobran por todo. Los casatenientes les rentan colchones en un cuarto compartido con tres, cuatro o más. Su gobierno no sabe dónde estan y menos les apo
yan. Las organizaciones que pudieran asistirlos tienen restricciones para hacerlo y la mayoría no lo hace.
Lo más vergonzante es la actitud de la Secretaría del Trabajo (STPS) vía los funcionarios Enrique Evangelista y Donaciano Domínguez; y la de Relaciones Exteriores (SRE) con David Simón Figueras, quienes se niegan a mirarlos y ante peticiones de trabajadores organizados para abordar su problemática sólo responden con silencio.
DÍAS CON MEXICANOS… LUCHANDO
De los pretextos que Donald Trump considera para imponer aranceles a Canadá es que migrantes y drogas cruzan a Estados Unidos a través de los 8 mil 891 kilómetros de frontera. Las estadísticas oficiales registran que durante 2024 cruzaron al país vecino 21 mil personas. Sin embargo, con el nuevo gobierno el fenómeno se invirtió pues ahora mexicanos y otros latinos viviendo en Estados Unidos están cruzando a Canadá. Es decir, el número de indocumentados aumentará significativamente en este país. Y aunque no se escucha sobre deportaciones, las hay, con posibilidades de incrementarse a la llegada de un gobierno conservador.
Como México necesita la alianza diplomática con Canadá para enfrentar al presidente de Estados Unidos (criminal según sentencia de la corte de Manhattan del 10 de enero de 2025) y su cártel mediático, la prioridad no es acompañarse con la organización y lucha de los migrantes. Busca el respaldo de “académicos, especialistas y otros actores relevantes”, reduce su estrategia a la red consular en manos de burócratas que saben de cócteles, pero no nos defienden. E insiste en la unidad con empresarios, cuya patria es la ganancia, y con partidos políticos que exclusivamente evalúan el rédito electoral.
La parte acertada de su estrategia es impulsar la unidad de los gobiernos latinoamericanos y establecer acciones de acogida para los expulsados de Estados Unidos. Entendemos que por el número de afectados la prioridad sean ellos, pero olvida a los desterrados de Canadá, a quienes desean permanecer en Estados Unidos o escapar al país de la hoja de maple. Esto indica la existencia de criterios distintos de atención: apoyo para los deportados del vecino al sur, y olvido para quienes están en Canadá.
México debe entender que la migración rebasa a los gobiernos y que toda estrategia necesita la participación activa de los migrantes, particularmente de quienes por décadas organizadamente nos han defendido en cortes, tribunales y calles, surco por surco, árbol por árbol, y ladrillo por ladrillo, algo que los llamados actores relevantes no han hecho. Las autoridades deberían facilitar la coordinación de ellos en Estados Unidos y Canadá, respaldar su movilización y demandas, así como garantizarles interlocución al más alto nivel para escuchar sus propuestas y lo que necesitan para realizarlas.
Como oaxaqueño forzado a cambiar de país para salvar la vida, aprendí que la migración es un derecho, no un crimen. Que de fenómenos migratorios están construidas las naciones. Que mi origen ñuu savi y mis aprendizajes en la lucha social me dicen que es imperativo autoconvocarse a fortalecer la organización comunitaria, la coordinación transnacional en toda forma de resistencia, por si osare un extraño enemigo de políticas racistas, xenófobas, violentas, anti humanas e injerencistas, profanar con su planta nuestro suelo.