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“MIS PENSAMIENTOS CREPITAN CONTRA LAS PIEDRAS”. PRÓLOGO PARA MARTÍN BARRIOS Y SU VOZ CARTOGRAFIADA

RAMÓN VERA-HERRERA
Martín Barrios,
Cartografía de las palabras,
Funda/Mental Ediciones,
Buenos Aires, Argentina,
de próxima aparición, 2025

Te enterraron con los tullidos en la guerra
dueño eres de estas tierras
regresaste victorioso iluminando el rojo astro
danzando conjuraste lluvia de piedras.
Eres la noche que conoce
pensamientos y corazones
desde que llegaste
cruzando inhóspitos rincones.

Si yo tuviera que escribir un texto intentando ubicar a Martín en el universo de su libro de poesía Cartografía de la palabra, tendría que treparme al monte, andar por las vegas de ríos entre la Sierra Negra, la Sierra Mazateca, y la barriada de varias ciudades buscando el hilo de las tradiciones mesoamericanas, en particular la nahuatl, los relatos de los invisibles héroes ácratas, la saga de tocadas blusero-metaleras punki amestizadas por el activismo laboral radical y la práctica de la batería en grupos eléctricos de rock pesado.
Desde la ciudad de “indios” —como hay quien nombra a Tehuacán—, a la entrada de la inmensa Sierra Negra para luego llegar muy cerca de Coxcatlán donde se dice que en las inmediaciones de las cuevas floreció el teocintle para convertirse en el tlaolli-maíz y en milpa por los contactos con las comunidades, donde hasta aguacates había hace 10 mil, 9 mil años de acompañantes, está la huella de botona lodosa de un Martín que ha sido caminante, trashumante, testigo, activista y recolector de nuestro pasadopresente marginado. Pero no puedo sino citar esta cuarteta que a mí me evoca la presencia de Martín con gran fuerza.

Mis pensamientos crepitan contra las piedras
la lluvia los lleva a ellas
los relámpagos iluminan las montañas
y los truenos estallan en el mundo de mis ideas.

Esas cuatro líneas resumen el abrevadero remoto de donde se siente que viene Martín trepando una de las tantísimas brechas angostas de la historia de los pueblos originarios, que no termina.

Es innegable la búsqueda que Martín ha emprendido de las voces antiguas, de la lengua nahuatl y sus imágenes. Del ser de los guerreros y el sacrificio como parte de la tarea que hay que emprender para que los tiempos y las fertilidades se renueven, para que la justicia llegue a estas tierras, para que la violencia no sea la moneda de cambio en las comunidades rurales, en los barrios de migrantes, o en los talleres de sudor donde los empresarios del vestido han impuesto [alguna vez, si no es que siguen] jornadas de 12 horas, salarios del miedo y en algunos sonados casos tráfico y explotación sexual infantil, que en su momento denunció Lydia Cacho con gran valentía y costo para su vida actual.
En los cruces de caminos, pasaron pa’acá y pa’allá, Lydia y
Martín. Él lo reporta en uno de los poemas de esta antología
diciendo:

Fui un preso político
por defender costureras y obreros maquileros
de lo cual no me arrepiento, al contrario:
¡Me da orgullo y lo sostengo!
En la prisión de San Miguel
sufrí aciagos días y negros cielos
campo de concentración y duelo
elevada dignidad en el encierro.
–No eres lo que decían:
“Pandillero, revoltoso y culero”
“No señor agente (puerco)”
En todo caso soy sindicalista, ambientalista
thrasher, rockero y black metalero.

Tras de su voz, que da tumbos en las laderas de los montes, está entonces la presencia honda de ese su encarcelamiento por reivindicar a trabajadoras y trabajadores de las empresas textileras tan vulgarmente envilecidas por Kamel Nacif, Mario Marín, Succar Kuri y el empresario Lucio Gil Zárate quien logró que lo encerraran por defender los derechos de las poblaciones de mujeres que laboran en las maquiladoras.
Años antes, la organización en la que milita, la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán, AC, elaboró un elaboró un informe sobre la situación de los obreros de las maquiladoras textiles, Tehuacán: Del calzón de manta a los blue jeans, con el auspicio de la Red de Solidaridad de la Maquila, de Canadá.
Pero Martín no se define sólo por ser activista. Es un prestidigitador o juglar y trovador de los caminos. Siguiendo sin saber el pulso profundo de quienes narran desde siempre, practica la metamorfosis, la transformación en aquello que aloja en su ser, porque Martín, como los personajes de Homero, mira en sus ojos, no con sus ojos. Sólo siendo lo que mira puede nombrarlo, porque lo aloja en su ser y lo vuelca para todos. Por eso dice:

En las nubes del tiempo
las aves plasmaron vocablo y destino
sigiloso remolino de lo secular y divino
parlante piedra: hechizo, ruta y camino.

A lo largo de los años (y con la convivencia con su mamá, la legendaria abogada de derechos humanos, Conchita Hernández, y su hermana Inti Barrios que ya conoció el exilio y el oficio de teatrera en Montreal), Martín ha sido uno de los exploradores más concienzudos de los intrincados y todavía misteriosos vericuetos de la Sierra Negra, desde las alturas dominadas por torres eólicas hasta las fronteras borrosas con la Sierra Mazateca y de ahí por los empinaderos hasta las orillas de la presa Miguel Alemán, o presa Temascal, colindante con la Chinantla. De ahí vienen estos reflejos absorbidos en las veredas y en las pendientes. Y dice Martín:

Sendero del trilobite
bosque de candelabro
genealógico árbol
artesano de arcilla, ónix y mármol.
... La gorgona y el cascabel
En la cueva de máscaras verdes
protegen
el suelo que vamos pasando.
este cementerio es marino
en él, como la sal
nos disolveremos
eternamente despacio.

Esos caminos son trazas de los tiempos ancestrales, desde donde invoca a magos y cuidadores del fuego, pero también a demonios de la noche de otras tradiciones diciendo casi en tono de rap:

Mi política es la de una hechicero xantil
no tiene patrones, jefes ni jerarquías
magia y rebelión en las octavas del mástil
Keteh Merirí todas las noches y todos los días.
... Mi política elegíaca está en la herética lista
serpiente de nubes contra la mente racista
ignora el voto, el dinero y la mente que conquista
no halaga el poder ni a nadie que lo asista.

Y en esa misma vena, se queja de que se vayan perdiendo las historias y todo lo reduzcan a la nada con sus mañas y su control.

El mundo está desapareciendo Ayocuan Cuetzpaltzin
las montañas desbaratadas
los cerros quebrados
los ríos represados, contaminados, saqueados
...
Los masehuales están siendo corrompidos
los gobernantes venden la tierra sin permiso
el venado y el jaguar son matados por diversión
los árboles son derribados.

Sus recorridos lo siguen llevando por los caminos de la resistencia, y ha colaborado con proyectos de radios comunitarias. Así logra decir a los cuatro vientos y diez mil barrancas:

Te saludo
desde Radio Terremoto
forjando la nueva resistencia eléctrica
para la destrucción de las cárceles
y el desarreglo del sistemático sinsentido
sin razones y vibraciones celestiales
sólo con sus paranoias policiales
estás, cómo dijo el visionario del trago:
“En el camino”
Te saludo desde el planeta tierra, de nadie…

No deja de haber en toda su mirada, en toda su voz enrabiada a la vez que atenta a tiempos dispares, un yo individual y colectivo: personaje de manga que recupera los seres oscuros, la potencia del inframundo, la negación del poder y de la opresión. Por eso revienta:

Soy yo, anunciaste
el enviado de los mandones
el usurpador de voluntades
el ladrón de alientos:
“Camazotz, el murciélago de la muerte”.

Y a la vez invoca a los sabios paleolíticos que desde hace diez mil años poblaron el Valle de Tehuacán, llenando de mensajes las piedras de ríos en la zona del río Salado

Señor de las Llagas
dueño del venero de agua
ruta en el camino
llévate mi ofrenda donde vayas.
Soy Uno Lluvia
hombre tecolote
la sombra y su doble
coyote, perro y guajolote.
... Yo mismo soy el enemigo
yo mismo soy el cerro
yo mismo soy el descarnado
yo mismo soy el dueño.

En su viaje por incontables senderos, Martín brinca de tiempo a tiempo, como pasando de nicho en nicho, pero todo en el mismo instante.

Entonces cada poema es en realidad un recorrido por su adentro histórico y simbólico, y por su realidad externa plagada de injusticia y violencia.

Desistimos de cazar y recolectar
sueños y rezos
cráneos, huesos y viscerales deseos
funerario antropoceno vertedero
nos congregó una banqueta, una calle, otra avenida
ante el plástico: augurio del territorio y mar sin vida
en esta modernidad sangrante y envanecida
cotidiano camión recolector de la inmundicia.

Su desesperación también es palpable en sus versos, siempre corpóreos, tan integrados a una colectividad que se trasmina de cuerpo a cuerpo, y que trasmuta sus seres, sus energías, sus presencias de diosas y dioses, según vengan a visitarnos al ámbito de comunidad de los mortales. Aquí, el ejercicio de Martín parece ser una actualización, nada impostada, de la labor de los magos y videntes de épocas remotas, pero hoy cruzando la inmensidad de lo urbano y las laderas: callejones y trochas de monte, plazuelas y valles en las altas mesetas que dejaron atrás los barrancos.

En la caverna de Atzompa
el discurso milenario de Tláloc
resuena en mi verso
soy humo en el cielo
soy una montaña, soy un cerro
y en mis sueños: vuelo.

Cartografía de la palabra es entonces un enorme mapa del territorio íntimo, atávico, comunitario, ancestral y contemporáneo en donde se mueve el alma de Martín, atormentado pero pleno de esperanza en la humanidad golpeada y en la no autoridad. Es suficiente tu vida como talismán encontrado en alguna oquedad de las montañas, que son de toda la vida que nos dice qué hacer.

Viajo en esta historia
para tener memoria
de cuál es mi papel
en esta narración.
...Regreso al valle
viniendo del norte
Llegué de lejos
atravesando el espejo

Sin querer queriendo, sin proponérselo pero con plena conciencia de su responsabilidad consigo mismo y la comunidad abstracta, deviene poco a poco en un tlacuilo de la oralidad, hablada y escrita, que no pinta códices pero te los hace imaginar. Tal vez por eso dice:

Los límites de mi palabra no tienen colindancia
trascienden senderos de cartografías ilimitadas
subiendo y bajando la clepsidra desalambrada
demarcaciones de Wernicke iluminadas
hemisferio de meteoros siniestros
plasmado en demiúrgico lienzo
tablas, runas y cuneiforme ínsula
que atraviesa el firmamento del tiempo
...
Mi mundo se propaga más allá del universo
dentro de la galaxia de la poesía y el verso
artefacto de la rima sin regreso
no hay límite en su inmortal viento.

 

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