¿QUÉ ES LA LITERATURA DESDE LA PERSPECTIVA MAYA?
Hablar de literatura es tocar un océano o por lo menos es estar frente a él, según se ha dicho por quienes se dedican a este tipo de temas; sin embargo, yo creo que no es necesariamente así, yo creo que no es hablar de un océano sino de varios océanos porque no hay una sola literatura, que me perdone occidente si me atrevo a interpelarlo, pero no se ha podido liberar de su objetivo y sentido colonizador en el que cree que la literatura es “Don Quijote de la Mancha” o “La Divina Comedia” o “Macbeth”.
Me parece lamentable que, a día de hoy, a los pueblos originarios, como somos los mayas de la Península de Yucatán nos vengan a “evangelizar” pequeños Cervantitos, Dantitos o Sheakespearitos con la literatura occidental como si fuera el catecismo, como si fuera la única literatura y la mejor literatura que existe en el mundo. Quizá estos acólitos de la literatura occidental no se han dado cuenta que el mundo es multicultural, pero sobre todo es un mundo de grandes creadores antes de que occidente fuera y le robara sus obras.
Basta con recordar cómo andaba culturalmente el pueblo maya peninsular cuando llegaron los españoles, se vieron en un espejo muy superior a los espejitos que trajeron en los que no podían mirarse porque eran tan inferiores a los espejos que tenían aquí nuestros abuelos, tan es así que se llevaron a Europa, como siempre lo han hecho, nuestros tesoros y parte de ellos le llaman a día de hoy “Códice Madrid, Códice París y Códice Dresde”; es curioso que dicho Códice Madrid no puedan los madrileños leerlo, que dicho Códice Paris no puedan los parisinos entenderlo y que dicho Códice Dresde no tengan una leve idea los alemanes de su contenido, pero ahí lo tienen en sus museos.
Hablar de la literatura con sentido eurocéntrico hoy en día o enseñarlo de esa manera es desde mi punto de vista no sólo un fracaso, es un atropello, es pobreza por lo menos, toda vez que plantean la literatura occidental, por lo menos como un faro o como el único faro de la historia con un ingrediente machista y sobre todo patriarcal. ¿Acaso nuestro Chilam Balam no es literatura?, ¿nuestro Popul Vuj no es literatura?, ¿nuestro Cantares de Dzitbalche no es literatura?, ¿nuestro Rabinal Achi o Memorial de Solola no es literatura? Sólo por mencionar algunos de los más conocidos; bueno hay quienes enseñan literatura a día de hoy que no los conocen, no importa, entendemos su condición de acólito colonizado y colonizador. Limitar la comprensión o definición de la literatura desde los ingleses o desde los franceses como me parece que lo hace Eagleton o quienes lo enseñan, es un comienzo que por lo menos no atrae mi gusto, no por la literatura, sino por su sentido eurocéntrico y patriarcal en el siglo XXI en el que se debate el racismo, el machismo, el patriarcado y la visión multipolar de un mundo globalizado en el que prenden muchos ojos y miradas que hacen de este planeta un arcoíris no sólo de colores sino de lenguas y lenguajes, de pensamientos y sentimientos y sobre todo de reivindicaciones y rebeldías que necesariamente pasan por la literatura, por si alguien no se había dado cuenta.
La literatura desde la perspectiva indígena, originaria o Maya Peninsular fue atacada sin piedad durante la colonia encabezada por Fray Diego de Landa a través de sus famosos autos de fe; sin embargo, la voz de nuestras abuelas desde el fogón de su candela se escucha, eso que llaman los occidentales “tradición oral”. Nadie se debe asustar, como lo hizo occidente ante la voz de Sor Juana Inés de la Cruz, ante la voz musical y semiótica de las mujeres en todo el mundo, por eso la voz de Ixch’eel, de Xtáab y de las miles de Xko’olebil que nacen de la ceiba, del fuego del fogón o de la vela, nos permite identificar el Sak Bej para caminarlo, ahí encontramos el color de las palabras, la melodía de los sonidos, la voz de los silencios y el silencio de los ruidos, es ahí donde las mujeres hablan y hablan no sólo de literatura, sino hablan literatura.
El Ik’ilt’aan de nuestros abuelos Aj K’iin que florece desde el ka’anche’ en el que realizan el móokt’aan con Yuum iik’, Yuum K’áax y Yuum Cháak es y ha sido resiliente ante la descalificación, satanización y “evangelización” del occidentalismo colonizador. No obstante, nuestra palabra florida vertida en el origen de la creación sin ser origen, se hizo flor, se hizo color, se hizo voz, se hizo maíz, es decir, se hizo mujer; se hizo palabra tejedora con las cuerdas de la vida que nos comparte Xtáab, su trascendencia por su sonido y por su sentido lo presenta como un canto a la vida, al amor, a la muerte, a la semilla y al agua; occidente le llama poesía, en tanto nuestros Aj Its’at le llamaron Ik’ilt’aan. Son testigos de esta palabra correspondida la lluvia, el sol, la luna, el viento, el cielo y la noche que en convocatoria amplia se congregan a celebrar la palabra, la palabra estética y creadora, esa que lleva en su óol su propia musicalidad como era desde el principio según nuestro Popol Vuj.
El Táanpopolt’aan de los nukuch wíinik que anda a salto de mata franqueando a los cristianos literatos sigue apareciendo desde las puertas del sa’atunsa’at, eso que algunos estudiosos del tema llaman inframundo, en realidad son las cuevas, las grutas o las cavernas que guardan el sujuy ja’ que nos desarrolla la lengua, la mente y el corazón tejido por la cuerda de Xtáab, la madre del tejido de la vida. Esta palabra narrada o káantaj, como le llamamos también en la lengua de Can Ek’, es historia para el gusto de los mayas, sus detractores le llaman fábulas o seres míticos, no alcanzan a comprender la perspectiva y trascendencia de una vivencia holística en el que Occidente encuentra prosopopeyas, en tanto nosotras las mujeres mayas encontramos experiencias derivadas de una relación no de yuxtaposición con la naturaleza sino de correspondencia con ella, en donde los humanos somos naturaleza y viceversa; además nuestra naturaleza no se limita a lo material sino a lo que trasciende el espacio y el tiempo humano, toda vez que nuestra madres creadoras y nuestros padres creadores nos generan el ts’íib óol o escritura sobre el ánimo o el espíritu.
El Báalts’am de nuestros Aj Its’at que ponen en escena significativas muestras como el kolóojche’ y el Toojol, demuestran la trascendencia de los Aj Tuus que traen para el pueblo representaciones de la realidad que muchos militantes de Shakespeare desconocen y, paradójicamente, algunas veces llevan apellidos mayas o por lo menos son nacidos en la tierra que ha defendido Jacinto Kaan Ek’ y Cecilio Chi’. Sostienen desde su temprana oscuridad que lo único que existe es Otelo, Hamlet, Macbeth y El rey. Entonces su discusión en torno a la literatura se concentra entre los llamados formalistas o críticos del formalismo, dándose un paseo por Rusia, Francia e Inglaterra como si fueran la Meca de la literatura. Pero bueno, no se trata aquí de negarlo, al revés, se trata de plantear que no son los únicos y que aquí abajo y en el sur global están las literaturas originarias, así como tal, lo repito, las literaturas originarias, no es tampoco sólo una literatura originaria, es en plural, así como lo reconoce y difunde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que es la más importante del mundo sólo después de Frankfurt en Alemania. Si se quiere hablar o definir la literatura al día de hoy, pienso que no se puede hacer sólo desde el punto de vista de Occidente, quien así lo hiciera pasa por dos situaciones por lo menos, primero por ignorancia, segundo por colonialista eurocéntrico y patriarcal.
Responder a la pregunta qué es literatura es, desde mi perspectiva, un poco atrevido, es un riesgo toda vez que esta pregunta no puede avanzar sola. Yo creo que sólo si se trata de tender una trampa podría ser válida, pero si se trata de construir juntos, es necesario acompañarla de sus familiares, de sus amigos, de sus hijos; yo me preguntaría ¿qué es la literatura para quién?, ¿qué es la literatura desde dónde?, ¿qué es la literatura desde la cosmovisión maya?, ¿qué debe entenderse por literatura fuera de los cánones sobre todo occidentales? Si es que hago estas preguntas y que me gustaría hacer muchas más es por un elemental respeto a una reflexión seria. No creo que sea o que siga siendo la literatura una propuesta monopolizada de occidente, eso es negar los otros mundos, eso es colonizar, eso es apropiarse de la verdad, eso es una agresión al otro, a la otra, a una palabra desconocida que no implica su no existencia como se ha venido haciendo por muchos años.
¿Qué es la literatura? Yo digo, la literatura es una voz maya.
Octubre de 2024