EL NIXTAMAL SE HARÁ CHI’INTU — ojarasca Ojarasca
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EL NIXTAMAL SE HARÁ CHI’INTU

IRAIS ROJAS LEÓN (MIXTECO)

El sol había terminado su recorrido, después de hacer arder la tierra con sus fuertes rayos durante el día. Mientras comía papas hervidas parada en la puerta de mi cuarto esperando refrescarme un poco, observaba cómo las nubes grises corrían rápidamente a cobijar al pueblo de Las Chacas, además el pasto y la hierba se tornaban de un verde más oscuro. El sabor de la papa, el verde oscuro del pasto y la hierba, la arena blanca, así como el canto pacífico que entonaban los pájaros me recordaban cuando bajaba con mi madre al río de mi pueblo a cuidar animales.

Por unos segundos sentí que volvía a ese instante en compañía de mi madre, pues cuando el sol comenzaba a esconderse, nosotras subíamos a preparar algo de comer a la casa que mis tíos tenían cerca del río. Hace algunos años que ya nadie vive allí, sólo visitamos la casa cuando cuidamos animales o sembramos maíz.

Durante el trayecto hacia aquella casa nos acompañaba la melodía que se escuchaba entre los árboles producida por los pájaros trepados sobre las ramas. Caminaba e intentaba inhalar el aire fresco de los enebros, encinos y ocotales, al mismo tiempo podía percibir el perfume suave que desprendían las flores amarillas del camino.

En el tiempo en que los animales descansaban en el pequeño llano por arriba de la casa, mi madre ponía a hervir papas o lo que llevara para comer, también calentaba algunas tortillas que ella había hecho en la mañana.

Cuando todo estaba listo, yo me recargaba junto a la puerta, sobre el muro de madera, a saborear mi taco de papa. Detenía mi mirada hacia la tierra y mis pensamientos solamente se concentraban en ir a jugar. Al terminar de comer, aprovechaba que la tarde aún nos regalaba un poco de claridad, entonces, corría a cortar chi’intus, “bolas pequeñas de color verde del enebro”. Me paraba sobre la piedra que acompañaba al enebro y aventaba estos, de uno en uno, hacia el terreno.

Mi madre al darse cuenta de eso, me decía:

–No cortes ni juegues con eso porque el enebro te castigará, cuando quieras cocer maíz tu nixtamal se hará chi’intu y no te servirá para hacer tortillas.


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