ANTES DE QUE ANOCHEZCA / 343
Las siguientes imágenes son parte de seis fotoreportajes presentados en el portal Desinformémonos sobre devastación ambiental y defensa del territorio en Morelos, Puebla, Yucatán, Campeche y el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Se trata de territorios afectados por diversos proyectos que no sólo afectan el medio ambiente y los recursos naturales, sino la vida comunitaria, el tejido social y la sobrevivencia de culturas ancestrales.
CERVECERA HEINEKEN, VIENEN POR EL AGUA
Esteban Mena Pech es un campesino maya del municipio de Kanasín, Yucatán, que trabajaba en el campo desde los ocho años de edad. Hoy, a sus 76 años, fue despojado de su tierra por el Proyecto Industrial Indara, que contempla la Planta Industrial para la Elaboración de Cerveza Heineken.
Le arrebataron 13 hectáreas que llevaban más de 100 años en su familia. Ahora su propiedad es parte de los 1 millón 315 mil 863 metros cuadrados en los que se construirá la cervecera que, se prevé, operará por un lapso de 50 años según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada a la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán.
Claudia Arriaga
LA EXPANSIÓN DE LA AGROINDUSTRIA MENONITA
“Llegaron los menonitas a Tekax hace como cinco o seis años. Empezaron rentando hectáreas, pero mientras rentaban estaban pendientes de quién vendía”, declara Alan, un apicultor maya del municipio de Tekax, Yucatán, al observar de pie la tierra deforestada por este grupo de origen religioso que se instaló en México a principios del siglo XX y en la Península desde hace más de 40 años.
Las parcelas de Alan son parte del ejido San Antonio Tekax, un lugar en el que, hasta 2019, afloraba el tajonal como señal de que habría una buena cosecha de miel todo el año. Ahora, de eso sólo queda el recuerdo. “Aquí en donde estamos los menonitas tienen unas 50 hectáreas de tierra y han estado destruyendo el medio ambiente, principalmente los árboles, como el tajonal o el bejuco, que son los que daban la miel en un tiempo temprano y nos ayudaban en la apicultura”, explica.
Claudia Arriaga
LA TIERRA LES DIO LA RAZÓN
Los pozos enfrentaron también la amenaza que representó la planta embotelladora de Bonafont, que día a día, durante casi treinta años, extrajo más de un millón 600 mil litros de agua, hasta que los veinte Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y de los Volcanes la clausuraron, en marzo de 2021.
Poco después, el 29 de mayo de ese año, la tierra les dio la razón: un socavón de más de cien metros de diámetro se abrió y devoró una casa en Santa María Zacatepec, muy cerca del trazo del gasoducto implementado por el Proyecto Integral Morelos, reavivando la alerta por el peligro que esa “bomba de tiempo” representa. Los pueblos cholultecas or ganizados contra la extracción a gran escala del agua de su región obtuvieron la prueba fehaciente de lo que habían denunciado, pues hasta el momento la sobreexplotación del manto freático es la posible causa, certificada por la comunidad científica, de la aparición del enorme hundimiento.
Axel Hernández
AMIRA E IVANNA, HIJA Y NIETA DEL DEFENSOR SAMIR FLORES SOBERANES
“Si la madre tierra te da de comer, ¿por qué la quieres envenenar?” es la frase recurrente de Samir Flores Soberanes que quedó marcada en la memoria de Amira, la mayor de sus hijas, que hoy sigue los pasos de su padre, mientras materna a Ivanna, la nieta que Samir no conoció, pues fue asesinado seis años antes de que ella llegara al mundo.
”Me siento contenta de que lo sigan recordando, de que estén siguiendo sus pasos y que sigan en la lucha. Me hace sentir muy orgullosa que, a pesar de que muchos compañeros no lograron conocerlo en persona y no lograron convivir con él, sé que le tienen respeto, le tienen admiración y aún hoy lo apoyan”, dice la joven Amira, orgullosa del legado de su padre, el defensor nahua, opositor al Proyecto Integral Morelos, asesinado el 20 de febrero del 2019 en su natal Amilcingo, Morelos.
Axel Hernández
LA COMUNIDAD IKOOTS QUE SE DEVORA EL MAR
Con una pintura plasmada en un lienzo de tela, como si fuera un códice antiguo, Gabriel Pinzón Leyva, agente de policía comunitario, explica con detalle cómo el mar se ha tragado a su comunidad desplazando, hasta ahora, a unas 300 personas. Le pidió a su hermano Pinzón, artista visual de la comunidad, que le hiciera un dibujo para rememorar el año de 1970, cuando tenía ocho años, con la única intención de mostrar cómo ha desaparecido la vida comunitaria con la llegada del rompeolas.
Pinzón explica que recrear los paisajes antiguos “donde todo era vida” es una forma de denunciar y decirles a las autoridades que obras como el rompeolas —inaugurado en febrero del 2024, con una longitud de mil 600 metros y una profundidad de 25 metros— “afecta la vida comunitaria de todo un pueblo en una franja de más de un kilómetro, y acaba con la vida económica, social y familiar”.
Diana Manzo
“NOS QUIEREN CALLAR”
“Cuando nos detuvieron los militares, aunque somos mujeres, fuimos golpeadas, se nos trató como si fuéramos peligrosas, criminales más que nada. Pero no, nunca hemos matado. Lo que sí hicimos fue pelear por nuestros derechos, por nuestras tierras, y por eso nos quieren callar, nos quieren amedrentar”, dice Elizabeth Martínez, ayuujk de la comunidad de Mogoñé Viejo, en San Juan Guichicovi, Oaxaca.
Acompañada de otras seis mujeres y un hombre, todos ayuujk (también conocidos como mixes), la joven mujer cuenta cómo la vida emocional y física les ha cambiado desde el 28 de abril del 2023, día en que fueron detenidas, violentadas y encarceladas durante 48 horas por elementos de la Secretaría de Marina, acusadas de bloquear las vías del ferrocarril interoceánico que se encontraban en rehabilitación para la circulación de la Línea Z, que abarca del puerto de Salina Cruz, en el Pacífico, al puerto de Coatzacoalcos, en el Atlántico.
Diana Manzo